25 ANIVERSARIO DE LA REVISTA DE LAS ARTES “REVISTART”
Suplemento cultural noviembre 2018
Sobre Alejandro Mesonero
Carmela González-Alorda
Cualquier obra de arte parece una excusa para enmascararse y sentirse pájaro, fauno, sílfide o dragón- Incluso rey. No uno cualquiera, de barbas blancas o nariz rotunda bajo ojos almendrados de mirada altiva. Más bien de rostro triste, viejo y cansado de recrear un papel de por vida. O quizá es un triste bufón disfrazado, con corona dorada y túnica en un cuento donde reluce la humildad como última lección.
Estas escenas narrativas son las que componen una manera propia de hilvanar la pintura, novela gráfica y relatos que nos saben a clásicos destinados siempre a reinterpretarse.
Como un espejo en el que el artista refleja el ideario universal según sus sombras, tópicos, conocimientos literarios y delicias técnicas. Así sus historias van modelando un estilo basado en una figuración exquisitamente descrita, a prueba de modas y caducidades, sostenido sobre el atemporal e inquebrantable pilar de la armonía. Las detalladas anécdotas y los símbolos presentes recubren de deleite cada uno de los elementos protagonistas en la imagen. También hablan del origen del pintor, castizo y amante de la paleta española, aquella macerada en ocres y tonalidades pardas que rememoran el esplendor del barroco y la audacia de los grandes maestros. Y no se olvida del talento creativo, la precisión del dibujo, la herencia de toda una vida a este noble oficio sin abandonar nuestra más honda identidad.