DE LA EXPOSICIÓN “Pinceladas urbanas, matices de Salamanca y provincia”
Casino de Salamanca 2020
Sobre Alejandro Mesonero
Eduardo Azofra (Profesor de Historia del Arte, Universidad de Salamanca)
Conversador incansable, sobre todo cuando el arte se convierte en protagonista, principal o secundario, eso a él le da igual, del diálogo, recuerda que él siempre ha pintado y que debe mucho, su magisterio fue esencial y su duradera amistad un regalo impagable, a Zacarías González (1922-2003), su maestro y quien más le animó a que no abandonara nunca el dibujo y la pintura.
En 1968 presentó tres obras, que fueron premiadas, al “I Concurso Nacional de Artes Plásticas para Jóvenes”. Fue la primera y última vez que participó en un evento de esas características; para él, como suele decir, “la obra artística no es una carrera a ver quién es el que llega el primero”. Poco después, a comienzos de los 70, se afincó en Madrid, como dibujante y creativo gráfico, lo que le permitió pintar lo que sentía, al margen de corrientes del momento
—regresó hace unos años a su Peñaranda natal—, llevando a cabo una carrera muy sólida a base de “cuadros complicados de pensamiento y ejecución”, en palabras del propio artista, donde el hombre, el ser humano,
“el Bosque Humano” repleto de vida, de expresiones y de diálogos, se convierte en su máximo y maravilloso protagonista. Su obra, figurativa por antonomasia, “está llena de pintura, de pigmentos estudiados, de dibujos preparatorios y de creación de puntos de fuga y composiciones equilibradas”, según Leticia Martín, para la que también tiene algo de intemporal en los temas y en el tratamiento que hace de ellos. En definitiva, constante y obsesivo estudioso de la actitud del ser humano contemporáneo, su pintura se nos antoja ajena a las modas y a los convencionalismos dictados por los gustos artísticos del momento.